VITKO NOVI - VLADO Kapetánovich BULÁTOVIC (parte 3)

El Pope lo observó y le dijo: hijo mío nó te preocupes, porque esa es la voluntad de Dios, el creo a los animales para que el hombre disponga de ellos y se alimente de algunos de ellos.

Al escuchar esa respuesta, Vlado se quedó horrorizado y con fuerte voz le dijo al Pope:

¡Que cosa dice usted, pope, que Dios permite esta barbaridad y que ha creado a los animales para que el hombre disponga de ellos y los mate y se los coma, NO, NO, Pope, eso no es posible, yo no creo eso, si usted dice que Dios sabe todo y tiene poder y sabiduría, y a creado las frutas y semillas para alimentarnos, por qué tenemos que matar a otro ser; entonces, dígale a su 'Dios' que sea más HUMANO, porque no se puede permitir matar a un ser para que viva otro!

Y Vlado salió corriendo tirando la puerta tras de él. Esa experiencia marcó mucho la niñez de Vlado. Así fue trascurriendo la niñez de Vlado.

Entre pobreza e injusticia social. Al terminar ia secundaria y teniendo las ansias de seguir aprendiendo más para y de esta manera poder contribuir con su conocimiento a la sociedad, se encontró nuevamente con el problema que sufre la gran mayoría de ciudadanos, el de no tener los recursos económicos necesarios para ingresar a la universidad . Sin embargo sus fuertes ansias le hicieron buscar una alternativa para su futuro y decidió ingresar a la Escuela Militar para aprender alguna enseñanza técnica y de allí abrir nuevas perspectivas para prestar su colaboración a la sociedad. Sus pensamientos en aquella época se alimentaban con las esplendidas ilusiones de aprender lo bueno, de trabajar y de amar. Como el describe:

"En ese tiempo mi vida estaba llena de aroma juvenil. Vivía yo la mejor época de la edad del hombre, en la cual, todo es hermoso. Tenia muchos deseos de crear y de hacer. Pero mi ansioso aprendizaje fue interrumpido."

"En pleno desarrollo de mis facultades, cuando me empeñaba en aprender lo útil y lo correcto, los hombres, en su ambiciosa lucha por el poder, impidieron mis planes y llenaron mi alma de amargura. El cielo se nubló de humo, los tanques rodaban sobre las costillas humap.as, los cañones estremecían destruyendo los pueblos. ¡Estalló la Segunda Guerra Mundial.! Los hombres hicieron mataderos humanos y se formó un alud de sangre."

"Aquel fatídico torrente de la guerra, arrastró en su corriente, hombres, mujeres y niños, incluyéndome también en la multitud. En ese monstruoso remolino permanecí luchando cinco años. Allí presencie numerosas desgracias humanas, muchas increíbles y pocas fáciles de creer."

"Sometí entonces el reflejo de la vida a mi examen interior y me aseguré, que mientras los hombres luchen por el dominio del poder y el dinero, no habrá felicidad; la vida será áspera y sacrificada, hasta que los hombres no se abracen fraternalmente y formen una sola familia, sin amos ni esclavos, sin armas ni dinero y se den cuenta por completo que somos hijos de un creador o de una madre 'naturaleza' que nos ha otorgado sus maravillas a todos por igual."

De esta horrenda experiencia de cinco años, Vlado escribió y se publicó dos libros Mensaje a la Humanidad y La Hija de Mostar editados en los años 1965 y 1972 respectivamente. Y reeditado el primero en el año 2007.